
Como en los tiempos pasados cuando los Himalayas daban guarida a una raza de pies descalzos, así ahora desciende la noche sobre la aldea global, es un susurro, un temor que agrieta el 'estado de bienestar' y amenaza con la destrucción masiva de nuestras grandes y pequeñas máquinas. Es la noche de Rudra que rie; aguardando la oscuridad total: el momento en el que los corazones muestran su verdadera identidad.
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