lunes, 4 de agosto de 2008

LLUVIA SANTA


Espaldas mojadas en ciernes de una revolución psicodélica, nos arrastramos por el fango como aquellos conquistadores vestidos de hierro español toledano, no quisiera ser macabro ni esoterico: dije adios a la television y soy un asceta de extraña cara pero viajo al compas de vientos bravos, es el pez que se muerde la cola, es el toro de lidia, es el cordero sacrificado.

¡Vamos! Saltemos del columpio de los vicios aburridos, ¡inyecta en mi vena, oh diosa de la fortuna, un chute cósmico! He rebanado mis sesos pudientes ante la mirada esceptica de mediocres funcionarios ¡tomad hilo y cosermelos! es esta una suplica clásica en la ciudad de las siete colinas ¡engordar hasta reventar! es esta una suplica romántica en espera de un llanto enorme y casi monstruoso.